Una sesión introductoria puede durar entre 20 y 40 minutos, dependiendo de los puntos estimulados y de las necesidades de la persona. Las sesiones breves son útiles para liberar tensiones rápidas, mientras que las más largas ofrecen un reequilibrio profundo. Esta flexibilidad la convierte en una técnica práctica en múltiples contextos.
Con la experiencia, los practicantes ajustan la duración a la situación. Un padre puede practicar con su hijo en solo 10 minutos para calmarlo antes de dormir, mientras que un terapeuta puede realizar sesiones de hasta una hora para un trabajo integral. La versatilidad es una de sus grandes fortalezas.
Miércoles, 27 Agosto 2025 00:00
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